miércoles, 10 de diciembre de 2008

Guión técnico

Argumento


ARGUMENTO

Se despertó casi sin darse cuenta, tal vez ni siquiera era consciente de que había estado dormido en algún momento. Con lentitud despegó su cabeza de la almohada, extendió la mano para prender la veladora que había en su mesa de luz y se sentó en la cama. Un débil resplandor pasó a iluminar el lugar y fue en ese momento que tuvo quizá la primera oportunidad de observar detenidamente su habitación. Pudo ver, además de la cama en la que estaba sentado, un lugar que servía a la vez de cocina, living y dormitorio, con un pequeño baño en uno de sus rincones. Todo parecía extrañamente ordenado, seguramente el perfecto equilibrio entre el orden y el caos. Cada cosa en el lugar donde él mismo la dejaría. Se levantó de la cama con la rara sensación de estar en un lugar que debería conocer más de lo que lo conocía. Al ponerse de pie un leve mareo acompaño la ráfaga de duda que golpeó su cerebro. No pudo comprender qué estaba pasando. Estaba en su casa, la misma en la que había vivido cada día desde hacía dos años, tiempo que había dejado la casa de sus padres. Todo era como cualquier día, el mismo apartamento pequeño “ideal para soltero” como decía aquel anuncio, los mismos muebles tan funcionales como poco estéticos, el mismo olor a encierro que caracterizaba sus tardes. “Si, todo esta donde debe estar” se convenció a si mismo. Pero, ¿por qué entonces esa sensación?

Aparentemente la pequeña sesión de auto convencimiento funcionó bastante bien, ya que luego del titubeo logró reconciliarse con su rutina. Caminó hasta el baño y luego de encender la luz se acercó al lavatorio. Subió la mirada y contempló su imagen en el espejo por unos cuantos segundos, absorto en esos pensamientos que se habían despertado junto a él. Al inclinarse para lavarse la cara, la luz comenzó a titilar a sus espaldas, como si alguien estuviera jugando con el interruptor. Sin darse cuenta de tal suceso, continuó con su rutina de aseo habitual.

El siguiente paso fue dirigirse a la cocina, un espacio pequeño iluminado por una solitaria lamparita que dejaba al descubierto una taza, un vaso y un hervidor de leche. Puso leche a hervir, y en ese momento vio como la luz de la cocina comenzaba a centellar hasta que se apagó. Molesto por el contratiempo eléctrico, acercó su mano para apretar la lámpara. Logro repararla, no sin antes sufrir una pequeña descarga que le haría recobrar esa sensación de extrañeza con la que se había despertado. En ese mismo momento, la leche comenzó a volcarse. Como si no fuera problema, o como no queriendo ocuparse del desorden, apagó la garrafa y tiró el contenido del hervidor. Se sirvió entonces un vaso de leche fría y se dirigió hacia su escritorio. Un poco perturbado, apoyó el vaso de leche en él. Sobre la mesa había un montón de hojas en blanco perfectamente apiladas a un costado. Junto a las hojas, había un vaso con una decena de lápices con una punta impecable esperando ser frotados contra un papel. Aquella mesa era el lugar donde aparentemente pasaba más tiempo. Iluminado por una pequeña lámpara portátil, tomó una hoja del montón y un lápiz del vaso. Se disponía a apoyar el lápiz sobre la hoja cuando noto que la luz del baño estaba encendida. Era extraño, recordaba haberla apagado al salir. No prestó demasiada importancia al asunto, y sólo se limitó a levantarse de su asiento para apagar la luz rebelde. Lo que verdaderamente lo conmocionaría llegaría al volver a su escritorio. Sobre la mesa, donde debían estar la hoja y el papel tal cual el las había dejado unos segundos antes, se encontraba un sobre rojo, cerrado, y con su nombre grabado en letras negras. No entendió que significaba aquel sobre. ¿Quién lo habría dejado ahí? Él había estado sentado en esa silla hasta unos instantes atrás. Enseguida reviso todo el cuarto. Efectivamente no había nadie allí. La ansiedad y el nerviosismo se habían apoderado de su cuerpo. Buscó el vaso de leche para tomarla, creyendo que esto calmaría su ansiedad, pero la torpeza de su mano nerviosa provoco que este se volcara sobre el escritorio, manchando las hojas y el propio sobre. Rápidamente tiro su hoja de dibujo y el sobre a la basura. No se sintió mal por desechar aquel sobre, a esta altura ya debía estar ilegible. Además había decidido no leerla. Al fin y al cabo, ¿cómo podía un sobre haber aparecido de la nada sobre su escritorio? Eso no podía ser. Era sencillamente imposible, y algo imposible no merecía su atención en ese momento. De vuelta en su escritorio, y con la convicción de haber olvidado el reciente episodio, se dispuso a realizar su tarea de dibujo. Sin embargo, nuevamente su inspiración fue interrumpida, al escuchar un ruido que provenía de la puerta. Miró, pero como era de esperar, no había nadie allí. Nunca había nadie ahí. Esa puerta estaba cerrada desde hacía mucho tiempo y él sabía que no se iba a abrir. Pero el ruido estaba. No podía distinguir muy bien que era, por lo que se acercó más. Nada. Los nervios volvieron a su cuerpo. A los pies de la puerta había otro sobre, idéntico al anterior, con su nombre escrito y totalmente sano. Su agitación lo llevo a romper el sobre sin siquiera pensar que hacer con él. Visiblemente perturbado dejó los restos del sobre en el piso y se dispuso a volver a su escritorio. Al llegar divisó una gran cantidad de sobres rojos sobre su cama. Incrédulo, cerró los ojos y al volver a abrirlos suspiró al no verlos allí. Como en un desesperado intento de zafar de esa sensación, se dirigió a la cocina donde de nuevo divisó sobres rojos por doquier. Volvió a su cuarto, pero se frenó en seco al toparse con el sobre nuevamente arriba de su escritorio. Se dejó caer pesadamente en la silla, tomó el sobre y lo abrió. Un diluvio de imágenes comenzaron a llegar a su mente. Recuerdos que hacía mucho tiempo no volvían a su memoria. Recordó aquel día, a los 9 años, jugando en la calle de su antigua casa paterna con su grupo de amigos. Estaban frente a la ventana de la vecina, una señora agradable que solía conversar con su madre cuando iban a hacer las compras. En su mano sostenía una piedra y todos sus amigos le incitaban a romper el vidrio de la ventana, como una forma de integrarse aún más a esa barrita. Él sabía que iba a terminar haciéndolo, pero una parte de sí se negaba rotundamente. Luego de unos minutos, y ya aturdido por los gritos de los otros chicos, levantó la vista y estrelló la piedra en el vidrio. Sus compañeros salieron corriendo mientras él se quedó parado como si no comprendiera lo que estaba sucediendo, y un sentimiento indescriptible, que le oprimía el corazón, lo invadió. Como si fuera una película de su vida, Julián se vio a si mismo en sus años de adolescente, recordando el momento en que aquella chica, que tanto había querido, lo miraba a los diciéndole que ya nada iba a ser igual, que ya no sentía lo mismo que él sentía por ella y que tal vez nunca lo había hecho. Recordó sus ojos mirándola como si fuera el culpable de algo que no había cometido. Mientras tanto, él no podía despegar sus manos de aquel misterioso papel, que no sabía de dónde provenía pero que estaba provocando aquel momento tan singular. El recuerdo que prosiguió se trataba de las noches aquellas que pasaba en su casa, en su cuarto o mirando televisión junto a su madre mientras su padre trabajaba. Recordaba a su madre diciéndole cuanto lo quería y cuanto sufriría si el la dejaba sola esas noches. El teléfono no sonaba, nadie lo visitaba, todo le daba a entender que nadie más, aparte de su madre, necesitaba de su compañía, de su presencia, de sus oídos, de su tiempo. La sucesión de imágenes que pasaba en su mente a modo de diapositivas le aportaba memorias de rostros que habían marcado su vida: su madre, hablándole suavemente como solía hacerlo, pero obligándole a encerrarse en esa burbuja tan difícil de romper; su padre, cuando le repetía una y otra vez que el llegaría a ser una gran persona y que era necesario que siguiera el negocio familiar, que más allá de una simple actividad, era continuar nada más y nada menos que la tradición familiar, que él era el único hijo varón y por lo tanto tenía que perpetuar el apellido, y honrarlo. El conservadurismo de su padre se reflejaba en sus ojos. Recordó el rostro de aquella chica, las risas de sus amigos en la infancia, al ver que él estaba llorando, y también los retruques que se hacía a si mismo cuando sentía que estaba defraudando el plan que su familia había trazado para él. De repente, su mente le mostró una imagen de algo que no había vivido. Se vio a él mismo en el taller de su abuelo, vestido con el delantal que solía usar su padre, observando a su alrededor detenidamente. Luego se vio a si mismo, en su habitación, donde se encontraba realmente, leyendo una carta vacía, una hoja en blanco. Las imágenes comenzaron a sucederse cada vez más rápido, se fueron haciendo más difusas, los sonidos subieron su intensidad al punto de llegar a ser insoportables. Su mente estaba exhausta, ¿qué era lo que le sucedía?, ¿por qué recordaba aquellos momentos?, ¿qué significaba cada uno de ellos en su presente? Fue cuando no pudo más, que soltó un fuerte grito y en ese preciso momento, su veladora se apagó de repente, sumiéndolo todo en una tranquila oscuridad. Pasaron unos instantes que Julián sintió como una eternidad, y luego la luz volvió. Todavía con sus ojos cerrados y la respiración agitada, pasó su mano por su rostro. Abrió sus ojos, miró alrededor de esa habitación que a cada momento le parecía más ajena y detuvo su mirada en la mesa que seguía delante de él. Vio el sobre rojo ubicado donde lo había dejado en un primer momento, cerrado como si nunca lo hubiera abierto, sano como si nunca lo hubiera roto. Lo miró detenidamente por unos cuantos segundos, se levantó de la silla, y se calzó sus zapatillas. Luego se dirigió a la puerta.


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Argumento



Guión literario

GUIÓN LITERARIO

ESCENA 0- INT. LÁMPARA. TIEMPO INCIERTO
Se ve una lámpara que hace falso contacto.



Escena 1- INT. CAMA. TIEMPO INCIERTO
Julián se despierta, se sienta en la cama y prende la veladora que está en su mesa de luz.
Mira a su alrededor y lentamente se camina hacia al baño.


Escena 2- INT. BAÑO. TIEMPO INCIERTO
Julián enciende la luz y se acerca al lavatorio. Se mira al espejo. Se inclina para lavarse la cara y la lámpara a sus espaldas comienza a titilar. Queda unos segundos mirándose en el espejo y se seca la cara. Apaga la luz y se va del baño.


Escena 3- INT. COCINA. TIEMPO INCIERTO
Pone leche a hervir. La luz de la cocina comienza a tintinear y se apaga. Alarga la mano para repararla y mientras lo hace, la leche comienza a volcarse. Apaga la garrafa, se sirve un vaso de leche fría y se dirige al escritorio.


Escena 4- INT. ESCRITORIO/BAÑO. TIEMPO INCIERTO.
Apoya el vaso de leche. Agarra una hoja y un lápiz. Apoya el lápiz sobre la hoja y nota que la luz del baño está encendida. Se levanta y se dirige hacía el baño a apagarla.


Escena 5- INT. ESCRITORIO. TIEMPO INCIERTO.
Vuelve al escritorio. Ve arriba de su dibujo un sobre rojo. Alarga la mano para agarrar el vaso y tomar y lo vuelca sobre la hoja y el sobre. Tira los papeles y el sobre a la basura. Escucha un ruido proveniente de la puerta. Mira en esa dirección.


Escena 6- INT. ENTRADA. TIEMPO INCIERTO.

Se acerca la puerta. Encuentra otro sobre rojo a sus pies. Lo levanta, lo mira y lo rompe. Deja los restos del sobre en el piso y gira para volver al escritorio.


Escena 7- INT. ESCRITORIO. TIEMPO INCIERTO.
En el camino, ve un montón de sobres rojos arriba de la cama. Cierra por unos segundos los ojos, los vuelve a abrir y los sobres no están más allí. Se dirige a la cocina.


Escena 8- INT. COCINA. TIEMPO INCIERTO.
Se dirige al fogón donde ve otro montón de sobres rojos. Cierra por unos segundos los ojos, los vuelve a abrir y los sobres no están más allí.


Escena 9- INT. ESCRITORIO. TIEMPO INCIERTO.
Vuelve al escritorio. Ve nuevamente el sobre arriba del escritorio. Se deja caer en la silla, agarra el sobre, lo abre. Toma la hoja y la mira.


Escena 10- EXT. CALLE. DÍA.
Julián a los 7 años reunido con un amigo en le frente de su casa. El amigo lo incita a tirar una piedra para romper el vidrio de la ventana

AMIGO
(Gritando)
¡Julián! ¿Qué? ¿No te animás a tirar la piedra? Sos cagón, eh. ¡Dale, dale!

Julián sostiene la piedra en su mano y mira en dirección a la ventana. Tras la presión, rompe el vidrio. Su amigo se va corriendo.



Escena 11- EXT. PLAZA. DÍA.
Julián de adolescente, sentado en un banco con Lorena, su novia. Ella lo mira y le dice:

LORENA
Mirá Julián, me parece que esto ya no es lo mismo… ya no siento lo mismo por vos.


Escena 12- INT. CUARTO. TIEMPO INCIERTO.
Julián sentado frente a su escritorio leyendo la carta.


Escena 13- INT. LIVING. NOCHE.
Madre de Julián sentada en un sofá en el living de su casa, mirando la tele.

MAMÁ
Julián., ¿vas a salir? Sabés que con tu padre trabajando, si vos salís quedo sola. ¿Qué vas a hacer?


Escena 14- INT. GALPÓN. DÍA
Padre de Julián en el taller de la familia trabajando, vestido con un “overall”. Apaga la máquina y se dirige a su hijo.

PADRE
¿Y vos? ¿Qué pensás de la vida? ¿Te pensás que todo es fácil? ¿Qué vas a hacer cuando yo no esté? ¿Y tu madre?, ¿la vas a cuidar? ¿Y el negocio?, ¿quién se va a encargar de las cosas? Hay que laburarla a la vida.


Escena 15- SUCESIÓN DE IMÁGENES
Sucesión de imágenes con ritmo más vertiginoso. Entre ellas se ve a Julián leyendo la carta en blanco, a su madre, a su amigo, a su novia y a su padre.
Las imágenes pasan cada vez más rápido hasta finalizar con la imagen del Julián vestido como su padre trabajando el taller. En ese momento, Julián grita y se produce un apagón.


Escena 16- INT. ESCRITORIO. TIEMPO INCIERTO
Vuelve la luz. Se comienzan a prender de a una todas las luces de los distintas habitaciones. Julián está parado al lado del escritorio. Arriba de la mesa está el sobre como si nunca hubiera sido abierto.
Julián se dirige a su cama, donde se calza para luego caminar en dirección a la puerta. La abre y un resplandor inunda la habitación.



FIN

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Guión literario

Storyline

Storyline

Julián se despierta un día como cualquiera y comienza a vivir pequeños sucesos que lo arrancan de su tranquilidad cotidiana, especialmente cuando encuentra un sobre. Aunque Julián se deshace de este, el sobre sigue apareciendo insistentemente al punto de obligarlo a abrirlo. Cuando lo hace, Julián recorre en imágenes los momentos de su vida que lo llevaron a ser quien es hoy. La desesperación que esto le provoca lleva a un apagón. Vuelve la luz y Julián toma una decisión.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Corto "Julián"

Para todos uds. "Julián"



Julian from Nicolas Santos on Vimeo.

Estreno de "Julián"

Martes 9 de Diciembre, entrega de nuestro corto. Sin duda han sido unos días intensos en los que todo el grupo se abocó a la tarea de que este producto saliera lo más parecido a un corto de nivel profesional. Esperamos que les guste.


viernes, 28 de noviembre de 2008

Julián


Lenguaje Audiovisual 2008

Hola!!! Somos un grupo de estudiantes que cursa tercer año de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de la República.
Como verán acabamos de cursar la materia Lenguaje Audiovisual y estamos terminando de filmar el cortometraje que debemos presentar para salvar esta materia.

La idea de este blog es que sea un espacio de comunicación con quiénes vean nuestros cortos. Mostrarles quiénes somos, como trabajamos y que ustedes puedan contarnos que les parecen nuestros trabajos.

Por ahora les contamos que estamos rodando las últimas escenas de nuestro corto "Julián"


En los próximos días tendrán más información